Ensenada de la Paz

La Ensenada de La Paz se encuentra al sureste de la Península de Baja California. Los terrenos que abarca el sitio nominado son de propiedad federal. La zona representa el último punto de alimentación para las aves playeras que migran por la península (en otoño) o el primer punto (en primavera). En general sus aguas presentan poco oleaje, lo que permite que en la porción sur de la ensenada el sedimento fino se deposite y forme una planicie de inundación, donde las aves playeras se alimentan. El sitio WHSRN Chametla–El Centenario es una planicie de inundación que está fuertemente influenciada por la marea, durante mareas vivas quedan expuestos hasta 1.000 m lineales de humedal. La región se caracteriza por su aridez, con un promedio anual de precipitación de 200 mm, constantemente superado por el de evaporación. El área presenta mareas semidiurnas mixtas. De octubre a marzo, los vientos dominantes son del noroeste, mientras que de abril a septiembre predominan los surestes.

Hasta 2006 el sitio WHSRN era utilizado por al menos 20.000 aves playeras a lo largo de un año, sin embargo, en los últimos años se ha producido una notoria disminución en su uso, en los últimos censos realizados en el invierno 2011–2012 se indican entre 6.800 y 7.500 aves playeras en la zona (Brabata 2012), lo que implica una reducción de más del 60% de la abundancia.

El número de especies y su importancia relativa se ha mantenido pese a las mencionadas disminuciones, es decir las perturbaciones han afectado a todas las especies de forma semejante, así las aves playeras más comunes son: el Playerito Occidental, (Calidris mauri51% en 2006 y 67% en 2011), el Picopando Canelo (Limosa fedoa 7.2 y 6.3%) y el Chorlo Semipalmeado (Charadrius semipalmatus 4.2 y 3.6%). Aunque con menores abundancias, también son comunes el Chorlo Gris (Pluvialis squatarola), el Playero Pihuiuí (Tringa semipalmata), el Zarapito Trinador (Numenius phaeopus), el Playero Mínimo (Calidris minutilla) y los costureros (Limnodromus spp.).

Como criterio adicional para su inclusión en WHSRN (2006) se indicó que en la zona de Chametla–El Centenario se encontraba más del 1% de las poblaciones biogeográficas de cinco especies de aves playeras: Chorlo Nevado (Charadrius nivosus, 1.13%), Chorlo Pico grueso (Charadrius wilsonia, 10.61%), Chorlo Semipalmeado (Charadrius semipalmatus, 1.8%), Zarapito Trinador (Numenius phaeopus, 1.01%), and Picopando Canelo (Limosa fedoa, 1.12%). A la fecha este criterio únicamente aplica para el Chorlo Nevado, que ha mantenido su porcentaje prácticamente igual al del 2006 (1.37%). Es decir, pese a la drástica disminución en el número de aves playeras que utilizan el área, la presencia del 1.37% del total poblacional de Chorlo Nevado permiten que el sitio siga cumpliendo los requisitos para ser considerado de importancia Regional por WHSRN.

La Ensenada de La Paz es reconocida por al menos cuatro instancias: 1) es un Sitio de Importancia Regional según la Red Hemisférica de Reservas de Aves Playeras; 2) es también un humedal prioritario para las aves playeras en México (No. 20); además 3) la Ensenada de La Paz, queda incluida en el AICA (Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves en México) 93, categoría G-1 (global); y por último 4) la Ensenada de La Paz también se considera un sitio Ramsar (número 1816).

Respecto a las amenazas indicadas en 2006, la primera que se mencionó fue la existencia de un megaproyecto turístico dentro de la Ensenada de La Paz, sin embargo, por diferentes motivos dicho proyecto afortunadamente no prosperó. Pero han continuado las descargas de desechos sólidos (plásticos, hules, llantas y basura en general), los derrames ocasionales de gasolina y lubricantes, que ante el crecimiento de la mancha urbana se han incrementado, por lo que a la fecha constituyen un serio problema. La amenaza principal al sitio es el crecimiento de la mancha urbana, pues actualmente existen diferentes construcciones aledañas. Se han realizado rellenos con sedimento terrígeno, lo que ha ocasionado la degradación del área. De hecho en algunos puntos las nuevas construcciones prácticamente colindan con la zona de alimentación de las aves. Más allá de la perturbación que seguramente provocó la construcción de los asentamientos humanos, éstos se asocian a diferentes presiones que afectan el área, como la presencia de perros y gatos, el paso continuo de personas y sus vehículos, ruidos y luces constantes. En la figura adjunta se observan dos fotografías aéreas de una porción del sitio Ensenada de La Paz, una de 1982 y otra de 2012. Sobresalen dos notorias diferencias: (1)una aparente pérdida de zona supralitoral y (2) la invasión de construcciones, algunas de ellas ubicadas al lado de las planicies lodosas.

Desde 2006 se indicó que pese a que Chametla–El Centenario forman parte del AICA 93 (Ensenada de La Paz), clasificada como G-1 (la categoría más alta), el sitio WHSRN no tenía ni tiene un plan de manejo. En suma es urgente proponer diferentes medidas encaminadas a la conservación del sitio, entre las más importantes están: regular las construcciones, pues además se trata de lugares de alto riesgo para la población humana; controlar la presencia de fauna exótica (perros, gatos, etc.), evitar el vertido de basura sólida y líquida y realizar campañas de concientización entre los residentes del lugar.