Una Alianza para Proteger al Chorlo de Magallanes de la Patagonia

Por Laura Castañón

Traducido al español por Verónica Anadón

A primera vista, el vasto paisaje de la estepa Patagónica puede parecer vacío, excepto por alguno que otro rebaño de ovejas pastando. Pero los pastizales azotados por el viento en el sur de Argentina y Chile son el hogar de muchas especies, incluyendo el Chorlo de Magallanes (Pluvianellus socialis), una de las aves playeras más raras del mundo.

El Chorlo de Magallanes es un ave pequeña y regordeta con plumaje gris, patas rosadas, y ojos de color rojo brillante. En el verano del hemisferio sur, de septiembre a enero, el Chorlo de Magallanes anida en parejas aisladas a lo largo de las orillas de lagos y lagunas poco profundas que salpican las estepas.

En diciembre del 2021, Manomet apoyó el primer censo binacional de Chorlos de Magallanes para tratar de obtener una estimación precisa de la población de estas aves. Asociación Ambiente Sur (Argentina) y el Centro de Rehabilitación de Aves Leñadura (CRAL) (Chile), dirigieron los esfuerzos de campo para buscar parejas de aves en su hábitat de anidación durante diez días en los que se inspeccionaron 180 sitios. Previamente se estimaba que la población del Chorlo de Magallanes estaba entre 1.500 y 7.000 individuos, pero el monitoreo solo encontró 264 aves.

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Izquierda: Chorlo de Magallanes. Foto: Arne Lesterhuis. Derecha: Chorlo de Magallanes con polluelo en Argentina. Foto: Brad Winn.

El siguiente mayo, los científicos continuaron su búsqueda. Las aves abandonan las estepas en invierno y migran hacia la costa, reuniéndose en pequeños grupos a lo largo de la costa Atlántica de Argentina y el sur de Chile. Los investigadores visitaron 65 sitios costeros y contaron 300 Chorlos de Magallanes.

“Eso fue bastante preocupante”, dice Ricardo Matus, director de CRAL. “Encontramos aproximadamente el mismo número en verano e invierno, cuando las aves se encuentran en diferentes situaciones. Eso nos dice que el número ha sido sobreestimado. Incluso si nos faltara la mitad de ellos, 600 aves siguen siendo un estimado muy bajo”.

Los Chorlos de Magallanes se encuentran actualmente catalogados como Casi Amenazados (NT), pero estos nuevos números de población podrían significar que las aves deberían ser reclasificadas como Amenazadas (VU) o En Peligro (EN) de extinción. Esto enfatizaría la importancia de proteger su hábitat, movilizar apoyo para los esfuerzos de conservación, y el levantamiento la gestión de recursos para estudiarlas y así comprenderlas mejor.

“Todavía hay muchas cosas que no sabemos”, dice Arne Lesterhuis, Especialista en Monitoreo y Conservación de Aves Playeras de Manomet. “¿Por qué son tan raros? ¿Cuál es la tasa de mortalidad? ¿Cuál es la tasa de éxito de la crianza? Nuestros socios de Ambiente Sur y CRAL han trabajado con estas aves durante mucho tiempo y tienen bastante información, pero todavía tienen algunas de estas mismas preguntas”.

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Hábitat típico del Chorlo de Magallanes en el Lago Cardiel, Argentina. Foto: Florencia Padrón.

Un ave inusual en un lugar difícil

El adulto del Chorlo de Magallanes es aproximadamente del tamaño de un Zorzal Americano (Turdus migratorius), con un cuerpo robusto y un pico corto y negro. A pesar de su nombre, en realidad no es un chorlo— un análisis reciente sugiere que está más estrechamente relacionado con la Paloma Antártica (Chionis albus), una familia de aves playeras antárticas. Es único entre las aves playeras porque alimenta a sus crías como una paloma, regurgitando la comida desde una bolsa de paredes delgadas en el esófago llamada buche. Es lo suficientemente raro como para tener su propia familia taxonómica: Pluvianellidae.

La mayor amenaza para estas pequeñas e inusuales aves es la pérdida de hábitat. Anidan alrededor de lagunas poco profundas y salobres, y se alimentan de invertebrados a lo largo de la orilla. Pero debido al cambio climático y otros factores, muchas de estas lagunas se están secando, lo que provoca que las aves abandonen la zona. Los investigadores no saben si las aves desplazadas intentan encontrar un nuevo territorio o dejan de reproducirse durante la temporada.

“Estamos pasando por una sequía histórica”, dice Germán Montero, Director Ejecutivo de la Asociación Ambiente Sur. “En los últimos años, no ha habido agua. Cuando hicimos el censo, el cual fue extenso, encontramos algunos humedales, pero muchos lugares estaban completamente secos”.

Las áreas de anidación se encuentran en su mayoría en terrenos privados en donde los propietarios son pastores de ovejas, lo que trae otra serie de problemas. Los nidos están bien camuflados en los guijarros a lo largo de las lagunas y pueden ser fácilmente pisoteados por el rebaño y las personas.

Las aves están un poco más protegidas en algunos de sus sitios de invernada, como el Estuario del Río Gallegos en la provincia de Santa Cruz en Argentina, donde la Asociación Ambiente Sur es un actor clave en cuanto a las acciones de conservación en el sitio. El área es un sitio de Importancia Internacional en la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP / WHSRN, por sus siglas en inglés), que proporciona hábitat para el Chorlo de Magallanes y muchas otras aves playeras migratorias. Pero incluso aquí, las aves enfrentan amenazas como los vehículos todo terreno, perros y caballos, mientras que otros sitios costeros también están amenazados por el desarrollo y la contaminación.

La buena noticia es que los esfuerzos para preservar el hábitat del Chorlo de Magallanes podrían beneficiar a muchas especies, dice Lesterhuis. “Especialmente durante la temporada no reproductiva, ellos usan áreas que también son puntos importantes para especies de América del Norte como el Playero Rojizo (Calidris canutus). Si protegemos estos sitios, protegemos sitios clave para muchas especies que tienen poblaciones más grandes”.

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Izquierda: Un Chorlo de Magallanes alimentando su cría. Foto: Brad Winn. Derecha: Chorlos de Magallanes. Foto: Arne Lesterhuis.

Seguimiento de rutas migratorias

En diciembre pasado, los investigadores de Manomet se unieron a CRAL y Asociación Ambiente Sur en un esfuerzo para colocar dispositivos de localización por satélite en varias parejas reproductivas de Chorlo de Magallanes. Los investigadores esperan que los datos de los dispositivos les ayuden a aprender más sobre las áreas que son importantes para las aves durante su migración.

“Sabemos que se reproducen en el interior de la Patagonia en estos lagos, muy dispersos, y luego los dejan en el invierno y se van a la costa atlántica”, dice Lesterhuis. “Pero ¿cómo llegan allí?, ¿cuánto tiempo les toma?, si ¿se detienen en algún lugar a mitad de camino? —no hay información al respecto”.

Después de practicar colocando los dispositivos tipo mochila en varias gallinas pequeñas facilitadas por una granja local, el equipo se dirigió a la estepa. Colocaron trampas para atrapar gentilmente a las aves en sus nidos, las marcaron rápidamente y las liberaron. Lesterhuis comentó que uno de los Chorlos de Magallanes que capturaron era inusualmente joven para formar parte de una pareja reproductiva. Todavía tenía algunas plumas juveniles en las alas, lo que significa que había nacido el año anterior. “Normalmente, las aves playeras no se reproducen hasta el tercer o cuarto año porque carecen de la experiencia para pelear por territorios o parejas”, dice Lesterhuis. “Esto podría significar que la densidad poblacional es muy baja, por lo que los juveniles ya tienen la oportunidad de reproducirse—no lo sabemos. Pero es muy interesante”.

Ésta es otra pregunta que los científicos esperan poder responder con más investigación. En general, pudieron marcar un puñado de Chorlos de Magallanes, los dispositivos registrarán las ubicaciones de las aves y, con suerte, cuando migran a la costa, revelarán sus rutas y cualquier hábitat vital en el camino. Es información que se necesita con urgencia ya que las empresas de energía renovable tienen su mirada en la Patagonia.

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Chorlo de Magallanes en el Calafate, Argentina

Un futuro incierto

Con vientos fuertes y constantes además de cantidades significativas de tierra abierta de propiedad privada, la Patagonia ha atraído el interés de las empresas que buscan generar energía renovable utilizando combustibles sintéticos y amoníaco, particularmente hidrógeno verde. El combustible de hidrógeno no produce carbono cuando se quema, pero se necesita mucha energía para crearlo y los poderosos vientos patagónicos podrían proporcionar esa energía. Varias empresas están invirtiendo en la construcción de parques eólicos a gran escala, plantas de generación de hidrógeno y tecnologías de envío para producir hidrógeno verde en el extremo sur de América del Sur y transportarlo a Europa.

“En Magallanes tenemos todas las condiciones necesarias para eso: tenemos el viento, tenemos el espacio y el terreno es de propiedad privada. Pero me parece que todos se olvidaron de las aves en el análisis”, dice Matus. “Esto provocará grandes cambios en el paisaje que podrían afectar las rutas migratorias de muchas especies, rutas que hoy en día no conocemos”.

Los impactos de estos proyectos podrían ser devastadores para el Chorlo de Magallanes, que ya tiene una población muy pequeña. Es una de las razones por las que los investigadores están trabajando lo más rápido posible para comprender los hábitats y las rutas migratorias de las que depende esta especie. Ese conocimiento podría ayudar a guiar dónde se deben construir estas instalaciones.

“Tener esta información es vital para el futuro de la especie, que es un símbolo de la Estepa”, dice Montero. “Muchas personas creen que allí no hay nada, pero la Estepa está llena de vida. Para nosotros, trabajar con esta especie es una oportunidad para dar visibilidad a estos entornos que han sido desatendidos. Todavía queda un largo camino por recorrer, pero hemos logrado avances importantes”.

Foto de portada: Hábitat de Chorlo de Magallanes. Foto: Arne Lesterhuis