Pequeños Fondos Marcan la Diferencia en Chiloé

La experiencia de la isla de chiloé al sur de chile demuestra cómo pequeñas donaciones pueden impulsar emprendimientos y turismo, favoreciendo tanto a las comunidades locales como a la conservación de las aves playeras.

Por: James Lowen

Alentada por el local Moisés Barrientos, una joven chilena mira a una bandada de aves playeras a través de un telescopio en el Santuario de la Naturaleza Humedales del Río Maullín, en la región de Los Lagos. “¡Zarapitos!” – exclama la joven, reconociendo al Zarapito de Pico Recto (Limosa haemastica) del panel informativo que está en el mirador de observación desde donde está contemplando las aves. Su familia está de visita de fin de semana desde la ciudad de Puerto Montt. Más tarde explorarán en bote el río Quenuir el cual está adornado con aves, almorzarán en un restaurante local y podrán disfrutar de un poco de compras en una tienda de artesanía. Sus mini-vacaciones son el resultado de un matrimonio perfecto entre la conservación y la economía local – una relación basada en el turismo facilitada por el ‘microfinanciamiento’.

Como la palabra sugiere, los microfondos son pequeñas subvenciones para apoyar  a pequeños emprendimientos locales – en este caso, por una suma de entre quinientos y mil dólares estadounidenses. Esto no parece mucho, pero en las comunidades de la isla de Chiloé un poco de inversión resulta en un gran impacto.

Para las aves playeras migratorias como el Zarapito de Pico Recto, tal financiamiento está demostrando ser parte de la solución. Esta especie de pico y patas largos emprende un viaje épico de más de 9.000 kilómetros a lo largo de la ruta migratoria del Pacífico de las Américas.  Sitios seguros y saludables para pasar el invierno austral son críticos para su supervivencia. Uno de estos sitios son los Humedales Orientales de Chiloé que hace parte de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP/ WHSRN, por sus siglas en inglés). Este sitio es de Importancia Hemisférica para las aves playeras, albergando al menos el 27% de la población mundial del Zarapito de Pico Recto (21.000 aves) y el 99% de la población de la costa del Pacífico del Zarapito Común (Numenius phaeopus).

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Izquierda: Chiloé es el paraíso de los Zarapitos de Pico Recto. Foto: Diego Luna Quevedo. Derecha: La ruta patrimonial “Chiloé: humedales, aves y cultura” sirve como marco al turismo y emprendimiento local. Foto: Diego Luna Quevedo. 

Estos humedales no solo son importantes para las aves, como explica Claudio Delgado, de la organización no gubernamental chilena Fundación Conservación Marina. “También son importantes para el bienestar de las comunidades humanas”, dice, “proporcionando a las personas sustento y recreación, además de contribuir a la identidad local”. Este traslape entre necesidades de las aves y necesidades humanas ha estado impulsando un enfoque innovador de la conservación en la región.

El Plan de Conservación de Aves Playeras Migratorias en Chiloé, lanzado en 2010, tiene en su esencia la integración de aves y personas. Sus siete objetivos principales incluyen uno para promover iniciativas que combinen la conservación y el desarrollo local. Esto está ocurriendo con el impulso a nuevas actividades de ecoturismo, abordando así lo que Diego Luna Quevedo, Especialista en Política y Gobernanza de Manomet, considera uno de los principales desafíos para los procesos de conservación, “responder a la pregunta: ¿qué gano con la conservación?”

El ecoturismo, explica Claudio Delgado, puede proporcionar “a las familias locales un beneficio directo y tangible de la conservación”. La integración de las aves playeras – y los humedales en los que viven – en los medios de vida locales a través de la observación de aves y el ecoturismo proporciona un claro incentivo para que las comunidades protejan las especies y los ecosistemas. En el 2014, el proyecto descubrió que varias familias que vivían cerca de humedales clave de Chiloé estaban interesadas en desarrollar ofertas de ecoturismo – pero no tenían la posibilidad de asumir riesgos financieros.

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Moisés Barrientos, de pescador a emprendedor turístico con el apoyo de los microfondos. Foto: José Cárdenas Vejar.

A través del apoyo financiero de la Fundación David y Lucile Packard, surgió la oportunidad de atender esas limitaciones . “Nos dimos cuenta de que un pequeño impulso financiero podría marcar la diferencia en la etapa inicial de posibles emprendimientos”. Del 2014 al 2023, después de entablar conversaciones de confianza tomando mate y comiendo pan amasado, 17 emprendedores locales recibieron pequeñas subvenciones para lanzar sus ideas de negocios amigables e integrados con las aves playeras.

La financiación cubrió una serie de actividades. El denominador común, explica Diego Luna Quevedo, “era que todo el mundo estaba interesado en las aves playeras y quería incorporarlas a su negocio de alguna manera”. Un pequeño restaurante que lleva el nombre de las aves playeras visitantes, Fogón los Zarapitos, amplió sus instalaciones para incluir un área desde la cual los clientes pueden comer y observar simultáneamente una bandada de tres mil Zarapitos de Pico Recto a través de telescopios provistos por el local. La clientela ha aumentado significativamente.

Una pequeña subvención ayudó a un grupo de artesanos a establecer una sala donde podían vender sus productos mientras realizaban educación ambiental. Luis Neira, Director de la Agrupación de Artesanos de Curaco de Vélez, elogia el microfinanciamiento por sentar las bases para simultáneamente “aumentar significativamente nuestras ventas y permitirnos fortalecer [oportunidades para] el turismo y apreciar la importancia de conservar nuestros sitios prioritarios”.

Algunos artesanos compraron los materiales necesarios para crear una colección de aves de fieltro – específicamente aves playeras locales. Una de ellas, Mirella Oyarzún, le confesó a Diego que “la ayuda llegó justo en el momento preciso, cuando no tenía suficiente dinero para comprar suministros”. Gracias al microfondo, Mirella produjo 25 artículos que fueron comprados por los participantes en la Feria Sudamericana de Aves 2017, celebrada en la ciudad chilena de Puerto Varas. Hoy, dice Diego con orgullo, Mirella continúa vendiendo aves de fieltro con éxito en una tienda local.

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Izquierda: La Picá del Flamenco, un puesto de comida que es parada obligada en los humedales de Maullín. Foto: José Cárdenas Vejar. Derecha: Excursiones de observación de aves guiadas son cada vez más demandadas por los turistas en Maullín. Foto: José Cárdenas Vejar. 

Un cambio fundamental en la conciencia sobre la superestrella emplumada local da cuenta del éxito de la iniciativa. “En el 2014, ni los residentes ni los visitantes habían oído hablar del Zarapito de Pico Recto, y mucho menos de sus hazañas migratorias”, recuerda Diego. “Sin embargo, solo cinco años después, tres mil personas asistieron a la Feria de Aves, Artesanías y Turismo de Curaco de Vélez”. El evento celebra cada año a los viajeros alados de larga distancia que llegan a la zona. Es revelador que los Zarapitos de Pico Recto incluso se hayan convertido en parte de la marca local, con su imagen publicitaria en empanadas locales. Claudio señala otros resultados favorables en torno a los humedales clave de Chiloé. Los turistas ahora son atendidos en Curaco por múltiples restaurantes, alojamiento e instalaciones comerciales, así como una guía de ecoturismo, y se ha añadido inversión municipal en infraestructura de observación de aves y la tienda artesanal local sirve como un minicentro de visitantes.

Alentados por tan claras señales de éxito en Chiloé, el microfinanciamiento se extendió a las comunidades que viven alrededor de los Humedales de Maullín, en el área continental adyacente. Se trata de un sitio RHRAP/WHSRN de Importancia Regional, que alberga 18 especies de aves playeras migratorias, incluyendo el 1% de la población del Pacífico del Zarapito de Pico Recto. En 2019, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad de Chile aprobó la creación de un Santuario de la Naturaleza de poco más de 8.000 hectáreas en el sitio. Aquí también hay buenas noticias. El número de operadores locales de ecoturismo ha aumentado de uno a doce en un corto período de tiempo. Seis empresarios locales han recibido pequeñas subvenciones que se han utilizado para comprar equipos ópticos, producir mercancías y equipar un bote turístico para que los observadores de aves exploren de manera cómoda y segura, los humedales. El microfinanciamiento permitió a una familia realizar su sueño de satisfacer los estómagos de los numerosos observadores de aves que llegan a la zona, con una ayuda para abrir un puesto de comida local llamado ‘La Picá del Flamenco’ en honor a los Flamencos Chilenos (Phoenicopterus chilensis).

Al entretejer la conservación en la fibra de la economía local, el microfinanciamiento ha creado lo que Claudio Delgado llama “agentes locales de conservación de aves playeras”. Ahora tiene sentido comercial para los emprendedores locales proteger el recurso – humedales ricos en aves playeras – los cuales atraen a sus clientes en primer lugar. Los beneficiarios de microfondos “entienden que los hábitats saludables con muchas aves son ahora parte de su negocio”, dice Diego Luna Quevedo. Al liderar las limpiezas de la costa, garantizar que los perros se mantengan con correas, evitar el acceso de vehículos a hábitats sensibles y fortalecer la participación de la comunidad en general, Diego explica que los emprendimientos “han comenzado a cuidar su propio patio trasero”.

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Izquierda: Paseos de observación de aves son parte de la oferta turística local. Foto: José Cárdenas Vejar. Derecha: The traditional Mariscal in “La Picá del Flamenco”.  Photo: José Cárdenas Vejar.

Esto es algo impresionante. Pero para los involucrados, los éxitos hasta ahora parecen representar simplemente el comienzo. Tanto Claudio como Diego apuestan por ampliar los recursos para el microfinanciamiento – buscando apoyar a más emprendedores de Chiloé, Maullín y otros sitios RHRAP/WHSRN de Chile con más subvenciones. Esto es particularmente importante para ayudar a resucitar el ecoturismo a nivel local después de la pandemia de COVID-19. Claudio se muestra además partidario de un enfoque estratégico, coordinando a los beneficiarios de la financiación “para generar un plan de acción conjunto dirigido a potenciar el ecoturismo como herramienta para la conservación de las aves playeras”.

El éxito de los microfondos sugiere que esta herramienta de conservación en particular podría ayudar a otras áreas de conservación importantes en las Américas. Aunque Claudio advierte que no existe una solución única para todos – “cada país, sitio y comunidad es diferente”. Para tener éxito, sugiere Diego, hay que tomarse el tiempo para generar confianza con las comunidades locales antes de identificar de manera gradual y transparente sus necesidades económicas particulares.

La joven que mira a través de un telescopio en Las Lajas-Maullín no entiende nada de esto. Simplemente se deleita con las patas y el pico largo de las aves playeras, saboreando las empanadas locales que su familia compra para el almuerzo y esperando ponerse un chaleco salvavidas antes de abordar el bote de observación de aves. Ella y su familia volverán,  al igual que esos Zarapitos de Pico Recto. En lo que respecta a la financiación de la conservación, lo pequeño puede resultar hermoso y de gran impacto.

Foto de portada: Zarapitos de Pico Recto. Foto: Diego Luna Quevedo.