“No seguir al rebaño”: como enfoque para conservar al Playero canela en Bolivia

La sabana del Beni de Bolivia es un hábitat en peligro crítico que no existe en ninguna otra parte del mundo. Tres grandes ríos fluyen a través de este ecosistema endémico desde la vertiente oriental de los Andes, combinándose con fuertes lluvias de verano que inundan estas tierras bajas durante ocho meses de cada año. Salpicada de islas boscosas, pantanos, bosques en galería y pastizales, la sabana de Beni se ve amenazada por la ganadería mal gestionada. El pastoreo excesivo, el exceso de ganado, la quema anual, la tala y la plantación de pastos africanos han alterado severamente este paisaje, pero hay un lugar donde este ecosistema está siendo restaurado y protegido.

La Reserva Natural Barba Azul es el único sitio de la RHRAP en Bolivia. “Barba Azul” es el nombre local del Guacamayo barbazul (Ara glaucogularis), una especie críticamente amenazada. En 2008, la Asociación Armonía estableció la Reserva como la primera área protegida del mundo para recuperar a esta especie de loro del borde de la extinción. En el proceso, la Reserva también resguardó el sitio de parada migratoria más importante conocido hasta la fecha en toda Bolivia para el Playerito canela (Calidris subruficollis). Mucho menos bulliciosos y coloreados de manera más audaz que un barba azul, los “canelitas” tienen un carisma propio y dependen de este paisaje a medida que avanzan desde las zonas de cría en el Ártico hasta las pampas de Argentina para pasar el invierno boreal. En 2015, la Reserva Natural Barba Azul fue designada como un Sitio de Importancia Regional de la RHRAP para proteger a más del 1% de la población biogeográfica de esta especie de aves playeras casi amenazada.

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Un par de los Guacamayos barbazul. Foto: Daniel Alarcon. Derecha: Una bandada de los Guacamayos barbazul en la Reserva Natural Barba Azul. Foto: Sebastian Herzog.

Además de su riqueza en especies silvestres amenazadas, Barba Azul es único por otra razón, dice la directora del Programa de Conservación de la Reserva, Tjalle Boorsma. “Estamos trabajando para hacer una reserva financieramente autosuficiente en el medio de la nada”.

La Asociación Armonía se ha comprometido activamente con terratenientes privados y administradores de tierras públicas desde la fundación de la Reserva, promoviendo prácticas alternativas de uso de la tierra que mantienen el hábitat preferido para los Playeritos canela, que es el pastizal bajo al borde del río. El ganado, cuando el manejo es bueno, puede ser la clave para mantener el pastizal a la altura preferida para los canelitas, y puede proporcionar suficientes ingresos para cubrir los costos de administración de la Reserva.

Boorsma y el equipo de Barba Azul están trabajando para desarrollar mejores prácticas para un sistema alternativo de ganadería ecológica. Con la orientación de la Alianza del Pastizal, la Reserva está buscando conocer qué factores influyen en la presencia de Playeritos canela en posibles sitios de parada. A través de parcelas experimentales para medir los efectos de la siega, la quema, el pastoreo y la presencia de ganado en el hábitat de forrajeo de los canelitas, Barba Azul está recopilando datos para informar sobre mejores acciones de manejo para proteger a esta especie.

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Un Playero Canela en la Reserva Natural Barba Azul en Bolivia. Foto: Daniel Alarcon.

Gracias al apoyo financiero de la Ley de Conservación de Aves Migratorias Neotropicales, Barba Azul ha estado monitoreando los Playeritos canela durante su migración de otoño todos los años desde el 2012. El protocolo de monitoreo comienza a fines de agosto y continúa hasta fines de septiembre, con las dos primeras semanas de septiembre con la mayor concentración de canelitas. Un convenio con una universidad cercana a Cochabamba ha proporcionado un buen flujo de estudiantes para ayudar a realizar esta investigación.

En 2016, se contaron 1,450 Playeritos canela a lo largo del Río Tiniji, uno de los ríos que comienza en la Reserva Natural de Barba Azul. Este fue el recuento más alto de Playeritos canela jamás documentado en un sitio de parada migratoria en América del Sur, y a partir de 2017 esta parcela se ha agregado al protocolo de monitoreo regular de la Reserva.

Boorsma espera profundizar la recopilación de datos al documentar también la distancia de cada parcela al bosque, la altura del pastizal, la presencia de ganado y el número de pilas de estiércol, entre otros factores; para comprender qué influye en el hábitat idel de alimentación del Playerito canela. También espera expandir las prospecciones al hábitat de sabana más elevada dentro de la Reserva, donde se han observado conteos elevados de 200 a 350 Playeros batitú (Bartramia longicauda).

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Monitoreando los Playeros canelas en Barba Azul. Fotos: Daniel Alarcon (izquierda) y Tjalle Boorsma (derecha).

El 20 de agosto de 2018, la Asociación Armonía anunció la compra de una nueva reserva, 210 kilómetros al sur de Barba Azul. La nueva reserva protege el área de reproducción más importante para la subpoblación meridional de Guacamayos barbazul, y también abre una oportunidad para que Boorsma alcance su objetivo de un plan de cría de ganado que apoye la conservación de los Playeritos canela. De las 11,000 hectáreas que componen Barba Azul, 6,000 están siendo mantenidas sin ganado y libres de fuego para proteger a varias de las otras especies amenazadas de la Reserva. Pero las 5,000 hectáreas restantes, llamadas Barba Azul Este, estarán dedicadas a la reproducción y crianza de ganado propio de la Reserva, con el plan de transportar las vacas a la nueva reserva para su engorde antes de ser vendidas. Boorsma podrá experimentar con diferentes densidades de ganado y rotaciones de pastoreo para determinar la mejor manera de combinar la ganadería con la conservación de este hábitat crucial de pastizales. El objetivo, dice, es que “del 70 al 75% de los costos operativos de la Reserva provengan eventualmente de la ganadería”.

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Izquierda: Una bandada de los Playeros canelas en su hábitat preferido: el pastizal bajo al borde del río. Foto: Daniel Alarcon. Derecha: Un guardaparque de la Reserva Barba Azul en el hábitat inundado en la Sabana de Beni. Foto: Tjalle Boorsma.

Para más información, por favor póngase en contacto con Tjalle Boorsma, Director del Programa de Conservación supervisor de la Reserva Natural de Barba Azul, al correo tboorsma@armonia-bo.org.