Para miles de aves playeras, la zona costera del noroeste de México es una zona de vital importancia dentro de la ruta migratoria del Pacífico, donde diversas especies descansan y recargan energía durante su migración anual. Para los productores de camarón, esta región cuenta con características y condiciones favorables para el desarrollo de la acuacultura. Muchas de estas granjas de camarón, ubicadas en las marismas y salitrales naturales, son utilizadas por las aves playeras como sitio de descanso y alimentación durante su migración hacia el sur, coincidiendo con la temporada de cosecha del camarón (octubre-noviembre).
En los últimos dos años y gracias al apoyo de Enviroment and Climate Change Canada y al programa de Soluciones Costeras de la Universidad de Cornell, hemos estado trabajando con cuatro productores de granjas de camarón en dos de los humedales más importantes del noroeste de México (Ensenada de Pabellones y Bahía de Santa María) y que forman parte de la Red Hemisférica de Reserva para Aves Playeras (RHRAP / WHSRN por sus siglas en inglés). Hemos monitoreado la respuesta de las aves playeras a las buenas prácticas identificadas, con el fin de implementar acciones que ayuden a la conservación de las aves en estos sistemas productivos.
Bandada de Playeritos occidentales volando en un estanque de camarón. Foto: José Ramón Ávalos.
Entre los resultados más relevantes durante el monitoreo realizado en la temporada de cosecha 2021 (noviembre-diciembre) registramos 79 especies de aves acuáticas, 24 de éstas fueron aves playeras. Las especies más abundantes fueron el Playerito Occidental (Calidris mauri), Picopando Canelo (Limosa fedoa), Chorlo Semipalmeado (Charadrius semipalmatus) y Costureros (Limnodromus sp.). A nivel de sitio, observamos un mayor número de individuos en las granjas de Ensenada Pabellones respecto a Bahía de Santa María. Por ejemplo, en un estanque de 20 hectáreas observamos más de 22.000 individuos sólo de Playeritos Occidentales. Además, registramos otras especies como Playero Rojizo (Calidris canutus), Chorlito Nevado (Charadrius nivosus) y Ostrero Americano (Haematopus palliatus) que, aunque no fueron tan abundantes, su registro es importante dados los problemas de conservación que presentan en México.
Durante estos monitoreos observamos que algunas especies como el Playerito occidental, Chorlos Semipalmeados y Costureros permanecen más de una semana en aquellos estanques donde las compuertas quedan abiertas permitiendo la entrada de agua. Esta buena práctica aumenta la disponibilidad de los estanques como sitio de alimentación para las aves playeras y es una práctica que se implementa en algunas granjas y que podría implementarse en otras hasta finalizar la temporada de cosecha o hasta el inicio de limpieza y desinfección de los estanques.
Izquierda: Conteo de aves playeras. Foto: José Ramón Ávalos. Derecha: Estanque después de una semana de ser cosechado. Foto: Medardo Cruz.
También pudimos registrar diversos métodos utilizados para ahuyentar a las aves y su frecuencia. Aunque estas acciones están enfocadas principalmente a garzas, patos, cormoranes y gaviotas, las aves playeras también se ven afectadas, ocasionando en algunos casos daños irreparables. Por ello, se busca la implementación de métodos no letales y más amigables para ahuyentar a las especies “problema”, junto con la capacitación del personal que trabaja en las granjas para minimizar el disturbio para las aves playeras y otras acuáticas.
Estos monitoreos nos han permitido no solo entender mejor el uso que las aves playeras hacen de estos hábitats antrópicos y cómo la aplicación de algunas medidas puede ayudar a conservar estas especies, sino que también ha facilitado la comunicación con productores y trabajadores de las granjas de camarón. Esperamos en los próximos meses realizar talleres y encuentros con ellos para brindar herramientas que ayuden a encontrar un equilibrio entre la producción acuícola y la conservación del medio ambiente y las aves playeras.
Personal de la granja ahuyentando a las aves acuáticas y playeras dentro de un estanque por cosechar. Foto: José Ramón Ávalos.
Agradecemos a la Acuícola El Chapeteado, Rebeca (Ensenada de Pabellones), Botetero I y II (Bahía Santa María) que con su participación ayudan a mejorar el conocimiento sobre el uso de estos sistemas productivos para las aves playeras.
Foto de portada: Granja El Chapeteado, Ensenada de Pabellones. Foto: Medardo Cruz