Mi propia Experiencia Ambientalia

Por Pedro César Costa

A mediados del año 2023 decidí completar un formulario para inscribirme a un programa que me llamó la atención en redes sociales. No tenía idea que eso me iba a llevar a una de las más locas, increíbles y satisfactorias experiencias de toda mi vida.  

Mi primera participación fue, a la vez, la primera edición de Experiencia Ambientalia para universitarios. Experiencia Ambientalia es mucho más que un simple programa educativo, es una oportunidad para crecer, aprender y conectar con el ambiente de una manera única. Los participantes no solo tienen la oportunidad de aprender sobre conservación y liderazgo, sino que también podemos realizar un cambio en la región de Ansenuza. Fui sin expectativas, y me encontré con un mundo completamente nuevo que estaba oculto para mí: el mundo de los lagos salados y las aves playeras que los habitan. La Laguna Mar Chiquita está a solo 2 horas de donde vivo y yo la había visitado varias veces. Con la Universidad, con mi familia haciendo turismo, con amigos. Pero nunca pude dimensionar la magnitud y complejidad de la laguna como ambiente. Desde su geología y limnología hasta la enorme diversidad de organismos que la habitan, todos con una gran cantidad de adaptaciones particulares de un ambiente tan único y duro como un lago salado. De todo eso aprendí en mi primer encuentro con este hermoso programa. Al final, la experiencia cerró con un broche de oro, con el increíble Foro de Líderes Ambientales donde pude observar como el equipo que lidera Ambientalia trabajaba de forma profesional con jóvenes de toda la región de Ansenuza. Solo con eso fue suficiente para tener una vivencia inolvidable, pero aún faltaba mucho más por venir. 

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El Impacto de Experiencia Ambientalia 

Tuve la oportunidad de realizar dos pasantías en Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) relacionadas a la laguna Mar Chiquita y las aves playeras. Esas experiencias laborales me enseñaron mucho y me dieron la primera oportunidad de trabajar en mi carrera como biólogo. Cuando pensaba que mi relación con Ambientalia ya había terminado, me recomendaron que volviera a participar de nueva edición ya que se habían hecho cambios en el programa.  Esta segunda vez todo fue diferente. 

La segunda edición de Experiencia Ambientalia se centró mucho más en la conservación. Debíamos realizar un Plan de Conservación completo, desde el análisis biológico/científico hasta planes de comunicación y presupuestos. Fue un reto enorme en lo personal, tuve que aplicar disciplinas de las que no había estudiado y hacer cosas a las que no estaba acostumbrado. Pero gracias a toda la capacitación y material que nos brindaban, sobre todo a través de la plataforma virtual, aprendí como hacerlo y al final terminé con un documento completo de conservación del cual estoy muy orgulloso. Entre medio hubo campamentos, juegos, eventos de observación de aves a nivel internacional y cerrando con el clásico Foro de Líderes Ambientales. Pero esta vez tampoco acababa ahí. Al iniciar el programa, nos habían informado que los mejores trabajos tendrían un premio.  

Una noche, días después de culminar programa, nos citaron a los primeros puestos en una cena junto a representantes de la Oficina Ejecutiva de RHRAP/WHSRN y nos dieron una de las mejores noticias de mi vida: había ganado una beca para viajar a Utah, EEUU. 

Pedro-Ambientalia

Preparando maletas 

Los preparativos llegaron antes de que me diera cuenta. Desde la organización me apoyaron en todos los procesos como la visa, el boleto de avión, etc. Rápidamente, me encontraba en un avión camino a América del Norte. Lo primero que me impresionó de Estados Unidos fue la inmensidad: los aeropuertos, las ciudades, las calles, los templos, todo daba una sensación imponente de grandeza. No me esperaba en un rinconcito tan particular del mundo cosas así de mágicas, hasta que descubrí que Salt Lake City es una ciudad llena de arte y cultura, con una rica historia desde los inicios del Estado enriquecida con la conjunción de culturas de todos los lados del mundo. Cosas como la arquitectura tan particular y de una estética destacable, la cultura de comunidad y trabajo como el panal de abejas que se representa en su bandera, todo me sorprendió para bien. El clima no me recibió muy bien, junto a mí llegó una tormenta de nieve que dificultó muchas de las actividades. Pero eso no me impidió en absoluto sentir la calidez con la que los “utaheños” me recibieron. Me llevaron a exquisitos restaurantes, me mostraron el Capitolio y el Museo de Historia Natural. Me recibieron en la Universidad Weber State donde fuimos a atrapar aves con redes de niebla, me dieron un tour por el campus e incluso a la noche tuve una increíble aventura en las montañas de Uinta buscando búhos por los bosques nevados.  

El viaje buscaba coincidir con el Foro de los Amigos del Gran Lago Salado. Pude participar de este evento que reúne a profesionales de todos los ámbitos para debatir los problemas del Gran Lago Salado (Great Salt Lake) y las soluciones posibles para resolverlos. Esta última experiencia me permitió comparar la situación del lago norteamericano con la laguna Mar Chiquita. Además, pude aprender de destacados profesionales de distintas áreas tanto en ciencia como en ingeniería, leyes, negocios y mucho más. Presenté además un póster sobre mi experiencia en el programa del que participé “Universitarios en Ambientalia” (ahora Academia de Conservación), y de lo necesarias y transformadoras que son las iniciativas de este tipo para desarrollar capacidades en futuros profesionales. 

Para concluir un viaje enormemente fructífero, me llevaron a hacer observación de aves a un humedal cercano al lago, donde observé por primera vez Falaropos en plumaje reproductivo. El pensar que esas pequeñitas aves habían hecho el mismo viaje que yo me recordó lo impresionante que puede llegar a ser la naturaleza. 

Desde mi primera participación en el programa Experiencia Ambientalia hasta el avión de vuelta a Córdoba, no paré de vivir experiencias increíbles, aprender, crecer, conocer gente y cosas nuevas, y en general disfrutar de la vida. Siempre agradeceré con los que hicieron de todo esto posible. Y espero que puedan continuar cambiando vidas, así como lo hicieron con la mía. 

 

Foto de Portada: Paisaje de  la ciudad de Salt Lake por Getty Images.