¿Por Qué Son Tan Especiales Las Aves Playeras?

Las altas exigencias de hábitats peligrosos y dinámicos, y las arriesgadas migraciones de larga distancia han resultado en muchas adaptaciones extraordinarias.

Por: James Lowen

Traducido al español por Verónica Anadón

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El hábitat adecuado suele estar reducido y numerosos individuos de muchas especies comparten este espacio. Es solo a través de la diversificación que todos pueden sobrevivir: adoptando diferentes enfoques para conseguir diferentes presas en diferentes microhábitats. Además, los requisitos de las aves playeras cambian a lo largo de su extraordinario ciclo de vida – lo que demanda el Playero Rojizo (Calidris canutus) en las áreas de reproducción del Ártico no es necesariamente lo que necesitan en las áreas de invernada chilenas. Las aves están equipadas con las herramientas adecuadas en el momento adecuado para su actividad concreta, al igual que un plomero necesita alicates pero, un carpintero necesita destornilladores.

Lo corto y lo largo

Cuanto más largas sean sus patas, más profundo podrán vadear. Las aves playeras habitan típicamente en el límite cambiante entre húmedo y seco. Para usar este hábitat dinámico y variable, las aves playeras tienen patas largas en comparación con la mayoría de las aves, lo que les permite alimentarse en hábitats acuáticos sin empapar las plumas del cuerpo. Pero las variaciones en la longitud de las patas entre las aves playeras distribuyen las diferentes especies a través de humedales, pastizales y costas, evitando así la competencia.

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Seleccionar, sondear, apalancar

Los picos de las aves playeras brindan ejemplos aún más convincentes de la evolución, ya que influyen fuertemente en dónde, cómo y de qué se alimentan. De hecho, cuanto más largo es el pico de un ave playera, más profundo puede llegar; esto significa que el Playero Aliblanco (Tringa semipalmata) puede alimentarse sin competencia junto con la Becasa de Mar Moteada (Limosa fedoa), que tiene un pico mucho más largo. Los playeros (Calidris) suelen tener un pico más largo y estrecho, lo que les permite extraer recoger anfípodos de las aguas superficiales como sondear el lodo expuesto en busca de gusanos.

No es solo la longitud del pico lo que cuenta, sino también la forma. Los picos rectos confieren fuerza, lo que les permite a las aves playeras más grandes, como las Becasas (Limnodromus), sondear suelo firme. Los picos curvos brindan asistencia diferente y variada. Algunos también se benefician de una peculiaridad morfológica inesperada: el pico de un Playero Rojizo puede parecer rígido y duro, pero en realidad es un “pico flexible”, con una punta que se abre lo suficiente para agarrar presas sin que el agua lodosa lo inunde.

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  • El pico curvado hacia abajo de un Zarapito Trinador (Numenius phaeopus) es una verdadera navaja suiza. La curvatura facilita el acceso a las madrigueras arqueadas de los Cangrejos Violinistas, pero también ofrece una gran “superficie de contacto” con la presa y facilita su captura.
  • El Ostrero Americano (Haematopus palliatus) usa su pico grueso y aplanado para abrir moluscos bivalvos o martillarlos contra las rocas.
  • El pico curvo hacia arriba de una Avoceta Americana (Recurvirostra americana) es otro pico de diseño único. Al mover el pico de un lado a otro bajo el agua, el ave filtra las presas del agua a través de unas estructuras similares a pelos llamadas lamelas, que son como, versiones diminutas de las barbas de las ballenas rorcuales.
  • El pico en forma de cincel del Vuelvepiedras Común (Arenaria interpres) lo ayuda a buscar alimento debajo de las algas e incluso a lanzar piedras de gran tamaño.
  • Los picos cortos y rechonchos de los chorlos les ayudan a seleccionar, picotear y arrancar presas de la playa, el barro o las rocas.

Magia sensorial

El ecologista Theunis Piersma descubrió que el Playero Rojizo, el Playero Común (C. alpina), el Playerito Picofino (C. minutilla) y otras aves que sondean las costas pueden detectar “gradientes de presión” causados por presas enterradas en el lodo. Piersma reveló que el hueco de la punta del pico de las aves playeras contiene “hoyos sensoriales” repletos de sensibles terminaciones nerviosas, llamados ‘corpúsculos de Herbst’. Estos corpúsculos permiten que el ave ‘vea’ a través del agua turbia: el Playero Blanco (C. alba) puede detectar gusanos a una distancia de hasta 2 cm – casi la misma longitud de su pico.

Visión de chorlo

Para detectar presas diminutas, a menudo a mucha distancia, los chorlos requieren una visión aguda, lo que explica sus ojos llamativamente grandes.

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Demasiada sal

Tragar sal, ya sea a través de presas marinas o agua de mar, puede causar estragos en la hidratación interna de un ave. La mayoría de las aves carecen de mecanismos para lidiar con esta presión – pero no las aves playeras. Su principal adaptación son las glándulas de sal, que permiten a las aves playeras drenar el exceso de sal del torrente sanguíneo. El tamaño de las glándulas depende del uso que se les dé. El tamaño de la glándula también puede variar según la estación. En la temporada no reproductiva, el Playero Rojizo tiene glándulas muy grandes porque no puede evitar ingerir agua salada cuando ingiere bivalvos. Sin embargo, mientras anidan en el interior del continente sus glándulas se encogen, ya que no ingieren agua salada cuando se alimentan.

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Izquierda: Los chorlitos que usan las playas tienen glándulas salinas más grandes que las aves playeras que prefieren el agua dulce. Derecha: la Becasina Americana (Scolopax minor) nunca se encuentra en hábitats de agua salada, por lo que no tiene ninguna. Fotos: Maina Handmaker

El ave playera nadadora

De todas las aves playeras, ninguna está más entrelazada con la sal que los falaropos. El Falaropo Picofino (Phalaropus lobatus) puede pasar nueve meses al año en el mar y el Falaropo Picogrueso ( P. fulicarius) once. Incluso el Falaropo Tricolor (P. tricolor), que habita tierra adentro, prefiere los lagos salados como escalas migratorias y lugares de invernada. El especialista en aves playeras, Joseph Jehl, se sorprendió al saber que los cuerpos del Falaropo Tricolor no contenían un exceso de sal, y luego quedó completamente desconcertado al descubrir que esto no se debía al manejo mediante glándulas de sal, cuyo tamaño relativo no era más grande que el de otras aves playeras. En cambio, los falaropos usan la tensión superficial para hacer subir las gotas de agua por el pico y luego expulsar el líquido salado antes de tragarse a la presa.

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Izquierda: Una adaptación única permite a los Falaropos Tricolor utilizar lagos muy salados. Derecha: El Playero Rojizo es una de las especies de aves playeras que reduce el tamaño de sus órganos y aumenta el tamaño del corazón y los músculos pectorales para la migración. Fotos: Maina Handmaker

Órganos que se encogen

Sin duda, el truco más inteligente en la modificación de aves playeras migratorias es la capacidad de algunas especies para encoger los órganos del cuerpo, dejando así espacio para los músculos que impulsan el viaje y las reservas de grasa. Se sabe que tanto el Falaropo Tricolor como el Playero Semipalmado duplican su peso rápidamente antes de migrar (de hecho, ¡algunos falaropos examinados por Joseph Jehl engordaron demasiado haciéndolos incapaces de volar temporalmente!). Los estudios del Playero Rojizo en migración muestran que a medida que aumentaba el peso total, también lo hacían los músculos pectorales y cardíacos – pero lo compensaban encogiendo los intestinos, el hígado, la molleja, el estómago y los músculos de las piernas para reducir la carga transportada durante el vuelo. Al llegar a las áreas reproductivas, con el trabajo migratorio realizado, el tamaño de los órganos volvió a la normalidad.

Foto de portada: Las aves playeras con patas de distinta longitud y picos de diferente forma pueden compartir el mismo hábitat sin competir por su alimento. Foto: Maina Handmaker.