La Industria de la Camaronicultura y las Aves Playeras

En mayo y junio las praderas, zonas costeras y la tundra del ártico en Estados Unidos y Canadá se llenan de aves playeras. Una vez anidan, nacen los polluelos, crecen emprenden el vuelo de retorno a las costas neotropicales. En ese vuelo hacia sus zonas de invernada, se encuentran con la temporada de huracanes, con la desaparición o degradación de sus sitios de paso o de invernada. Muchos factores convergen ante las amenazas que enfrentan y las actividades productivas son una de ellas.

Las aves playeras se han adaptado a las zonas costeras. Cuando la marea baja deja al descubierto planos lodosos y riveras de ríos donde miles de aves playeras se alimentan. Cuando la marea sube cubre las áreas de alimentación, entonces las aves buscan sitios para descansar y refugiarse, en esa interfaz entre la zona costera y la tierra las aves playeras se cruzan con el productor de camarón que exporta a Estados Unidos, Canadá y Europa. Un total de 67.384 hectáreas han sido concesionadas en Centroamérica para la producción de camarón, de esas aproximadamente 44.320 están en producción.

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Izquierda: Una bandada mixta de aves playeras comparta una camaronera con un grupo de Suirirí Piquirrojo (Dendrocygna autumnalis). Derecha: Una bandada de aves playeras descansan en un estanque de camarones. Fotos: Salvadora Morales.

En los últimos cuatro años el equipo de Quetzalli Nicaragua ha venido generando mucho conocimiento sobre el uso que le dan las aves playeras a las fincas camaroneras. Se han registrado poblaciones biogeográficas enormes utilizando los muros. Se ha confirmado que los estanques recién cosechados brindan alimento efímero o áreas de descanso. Actualmente en Nicaragua se han registrado en las camaroneras el 32% de la población de Charadrius wilsonia, 2.8% de Numenius phaeopus, 4.4% de Calidris pusilla, 2.3% de Tringa semipalmata y cientos de individuos de otras especies en las camaroneras. Al menos 14 especies que utilizan regularmente las camaroneras están declinando sus poblaciones y una especie (Calidris pusilla) se encuentra casi amenazada.

Estos datos nos impulsan a trabajar con la industria en la identificación e implementación urgente de Buenas Prácticas orientadas a una producción amigable con las aves playeras y el Desarrollo Sostenible, no sólo a nivel interno de cada camaronera, sino también a nivel de los hábitats a su alrededor, en particular los remanentes de salitrales naturales, que ha sido el principal hábitat afectado y que eran potencialmente los sitios de descanso.

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La camaronicultura en el Golfo de Fonseca. Foto: Jose Urteaga.

Para identificar las perspectivas de trabajo con las camaroneras hemos generado una pregunta específica ¿Qué gana un productor si protege las aves playeras?

Joaquín Romero, Gerente Ambiental del Grupo Granjas Marinas en Honduras nos dio su perspectiva expresando que “Como productores consideran que las aves playeras no representan ningún impacto negativo para la actividad, es más son parte de un nuevo balance dentro de estos humedales artificiales reconocidos por la Convención Ramsar y representan una oportunidad potencial para el desarrollo de actividades de ecoturismo en la zona”.

Por otro lado, la Salinera Santa Alejandra en Honduras produce camarón en invierno (junio-diciembre) época en que coincide con los meses de reproducción de dos especies de aves playeras que utilizan los muros de las lagunas. “Para la Salinera Santa Alejandra son un atractivo adicional y son indicadores del estado del mismo, nosotros los protegemos, estudiamos y monitoreamos los nidos” nos expresa Julia Salazar, propietaria.

Esta perspectiva nos parece prometedora para involucrar a los productores en acciones concretas y disminuir la perturbación que sufren en la actualidad las aves playeras en las áreas productivas. Alberto Obregón, gerente de Buenas Prácticas nos amplía la perspectiva al expresar que “desde los principios corporativos del Grupo SEAJOY-COOKE con fincas en Nicaragua y Honduras, proteger las aves significa mantener un equilibrio armonioso entre el sistema productivo con su entorno marino costero, además de aportar a mantener el equilibrio ecológico del ecosistema”.

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Izquierda: El Gerente General de SeaJoy posa con las alas de #TodosSomosAvesPlayeras. Derecha: Julia Salazar, propietaria de la Salinera Santa Alejandra, observa unas aves playeras en los muros. Fotos: Salvadora Morales.

Aborda además un tema importante como es el hecho de que al demostrar el compromiso con la protección de las aves, mantiene un nivel de cumplimiento como empresa amigable con el medio ambiente, lo que les permite un acceso a los mercados más exigentes de calidad premium del camarón de cultivo. Alberto Obregón expresa que “hoy en día que la globalización mundial nos acoge a todos y que la incidencia de los cambios climáticos sobre la vida en la tierra es evidente, las grandes empresas comprometidas con su entorno natural están más convencidas que la única salida a detener este proceso es la interacción de una equilibrada producción, cuidando de no alterar los procesos naturales y ecológicos. Desde COOKE AQUACULTURE, están comprometidos con continuar promoviendo a lo interno y fuera de las áreas de producción, la protección, cuido e interrelación armoniosa entre la flora y la fauna que cohabita en cada una de nuestras áreas concesionadas”.

Desde WHSRN y los socios locales esperamos lograr avanzar en acciones concretas en los diferentes niveles promoviendo un producto amigo de las aves playeras.

Foto de Portada: Foto aerea de la camaronicultura en el Golfo de Fonseca. Foto: Jose Urteaga.