Por Joaquín Aldabe y Nicolas Marchand
Entre el 22 y 25 de julio, visitamos los pastizales del sitio RHRAP/WHSRN Laguna Mar Chiquita, en Córdoba, para fortalecer el intercambio de experiencias entre las lagunas costeras del Uruguay y las de Mar Chiquita, Argentina. Esta visita dio continuidad a una previa que había realizado el equipo de Aves Argentinas en Uruguay.
Los principales objetivos fueron conocer el territorio y los métodos de manejo de pastizales en el sitio; identificar amenazas para las aves playeras de pastizal; conocer de cerca el trabajo de Aves Argentinas en el área; intercambiar conocimientos sobre el desafío de conservar mientras se produce y proyectar futuras colaboraciones.
Degradación de pastizales naturales. Foto: Ezequiel Vivas de Aves Argentinas.
Iniciamos la visita en la zona sur de la laguna, donde se observa un alto grado de transformación de los ambientes naturales. Esta región se caracteriza por el uso intensivo de la tierra, predominando la agricultura y la lechería, siendo una de las principales cuencas lecheras del país. Los elevados niveles de fósforo en el suelo facilitan la producción agropecuaria intensiva.
Luego nos trasladamos a La Rinconada, en la zona norte de la laguna, donde predominan ambientes naturales como pastizales salobres, humedales y bosque chaqueño. Realizamos un extenso recorrido por los pastizales, observando la predominancia de pastizales altos (de 50 cm o más), manejados mediante quemas no planificadas. También se identificaron áreas de pasto corto, donde el equipo de monitoreo de Aves Argentinas ha detectado mayores concentraciones de aves playeras de pastizal, como el Batitú (Bartramia longicauda), el Playerito Canela (Calidris subruficollis) y el Chorlo Dorado Americano (Pluvialis dominica).
En cuanto a las amenazas para las aves playeras de pastizal, la presión de transformación agrícola parece limitada debido a las condiciones del terreno, como la salinidad y las inundaciones. Sin embargo, la superficie de pasto corto, favorable para estas aves, es relativamente escasa. Además, el equipo local de Aves Argentinas ha identificado áreas de pastos cortos degradadas por sobrepastoreo (ver fotografía aérea). Sería deseable gestionar el pastoreo para evitar la degradación del pastizal. En este sentido, vemos una interesante red de actores que podrían contribuir significativamente, como la Reserva Nacional Ansenuza, la Reserva Provincial de Usos Múltiples Bañados del Río Dulce y Laguna Mar Chiquita, la oficina de Parques Nacionales, organizaciones no gubernamentales y los productores ganaderos.
Paisaje de pastizales naturales en el Sitio RHRAP/WHSRN Laguna Mar Chiquita. Foto: Joaquín Aldabe.
La quema de pastizales es una práctica común en la zona. Consideramos valioso evaluar el posible uso que las aves playeras podrían hacer de estos pastizales recién quemados. Se sabe que el Playerito Canela utiliza ampliamente los pastizales quemados en Kansas, Estados Unidos, lo que sugiere que esta especie podría también aprovechar los parches de pastizales quemados en Mar Chiquita
Pudimos visualizar un excelente vínculo de trabajo entre el equipo de Aves Argentinas y los productores locales. Claramente se está construyendo una relación de confianza y trabajo muy auspiciosa. El enfoque de trabajo es muy parecido al que se emplea en los pastizales de las lagunas de Uruguay, Sabanas del Beni y Llanos de la Orinoquía (Bolivia). Es decir, se trabaja con fuerte presencia en el terreno, fomentando la confianza entre técnicos y productores, apoyando a la producción alineada con los procesos naturales.
La visita fue una excelente experiencia de trabajo que acortó distancias, permitió establecer varias líneas de colaboración futura con el equipo de Aves Argentinas y sentó las bases para el desarrollo de un proyecto regional. Este proyecto involucrará una serie de sitios RHRAP/WHSRN en pastizales de distintos países de América del Sur
Izquierda: Playerito Canela en un campo. Derecha: Chorlo Dorado Americano en plumaje reproductivo. Fotos: Getty Images.
Foto de Portada: Playerito Canela (Calidris subruficollis). Foto: Natalia Martínez-Curci.