En el Día Mundial del Zarapito, Una Canción de Esperanza por el Zarapito Trinador

The impending disaster, it looms,
And the whole of the village is doomed…
I heard the cry of the seven whistlers

[Traducción: El desastre inminente, se avecina,
y todo el pueblo está condenado…
Oí el grito de los siete silbidos]

(Iron Maiden, The Prophecy)

 

En el folclor inglés, los “siete-silbidos” es el vuelo nocturno espectral de siete pájaros cuya espeluznante llamada se considera un presagio de muerte y desastre. En algunas versiones, los pájaros se cuentan como seis, volando en perpetua búsqueda del séptimo. Cuando el séptimo es encontrado y se une a su vuelo, el mundo se acaba. La letra de “The Prophecy”, de Iron Maiden, es una adición reciente a las referencias a los siete silbidos en la literatura inglesa. Aunque a menudo se les identifica como Zarapitos Reales (Numenius arquata), es más probable que los siete silbidos sean Zarapitos Trinadores (N. phaeopus), que durante la migración (a menudo de noche) emiten una llamada de 5 a 7 notas sucesivas “titti-titti-titti-titti-tit“, origen del antiguo nombre inglés de la especie: “seven-whistler” (siete-silbidos).

Ya sea Zarapito Real o Zarapito Trinador, el grito de los siete-silbidos es cada vez más un presagio de su propio declive. De las ocho especies de Zarapitos (Numenius) que hay en el mundo, cinco se consideran globalmente En Peligro de extinción según la Lista Roja de la UICN, y dos muy posiblemente ya se han extinguido: el Zarapito Esquimal (N. borealis) y el Zarapito Fino (N. tenuirostris). Para conmemorar esta sombría situación, se ha designado el 21 de abril como el Día Mundial del Zarapito.  Se trata de una iniciativa popular, apoyada por las principales organizaciones medioambientales, para concienciar sobre la difícil situación de los Zarapitos y fomentar actividades para ayudarlos.

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Izquierda: Zarapito Trinador en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico en Estados Unidos. Foto: Shiloh Schulte. Derecha: Zarapitos Trinadores forrajeando en Rio Maipo, sitio RHRAP / WHSRN en Chile. Foto: Diego Luna Quevedo.

La difícil situación del Zarapito Esquimal ha captado la atención de los ornitólogos de las Américas durante más de un siglo. Durante la segunda mitad del siglo XIX, la población de la especie se redujo de cientos de miles de aves a avistamientos esporádicos de unas pocas, y la espiral descendente continuó durante el siglo XX, con el último registro documentado en 1963. A pesar de observaciones ocasionales no documentadas, pocos pueden creer que la especie aún sobreviva. Los sonidos del Zarapito Esquimal están perdidos para el mundo. No existen grabaciones de las vocalizaciones de la especie (sí existe una del probablemente extinto Zarapito Fino). Lo que se sabe de las vocalizaciones de la especie se basa en las descripciones de la literatura antigua, y no incluye el canto (sus vocalizaciones de reproducción). También se ha perdido el entendimiento del rol que la especie haya podido desempeñar en la cultura, las tradiciones y el folclor de los pueblos originarios de toda América.

Aunque los antiguos hábitos del Zarapito Esquimal están razonablemente bien documentados en América del Norte, no se puede decir lo mismo de su antigua área de distribución en América del Sur. Se cree que la especie invernaba principalmente en la Pampa y, como tal, es muy probable que haya migrado en grandes cantidades a través de Paraguay. Sin embargo, el conocimiento de la especie en el país está prácticamente restringido a los comentarios de Feliz de Azara, que en 1805, escribió “de paso, llegando en septiembre en grupos de 10 a 20, que al emprender el vuelo llaman bibi. Los he encontrado en terrenos despejados, tanto secos como húmedos, pero nunca en lagunas o ríos”. Es posible que hace doscientos años haya podido escuchar a los Zarapitos Esquimales migrando sobre mi casa en Asunción, Paraguay, como todavía puedo escuchar a su pariente cercano el Batitú (Bartramia longicauda). Lamentablemente, nunca lo sabré.

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Ilustración de cuatro Zarapitos Esquimales hecha por Pablo Michelutti, el mismo día del último registro de la especie en América del Sur. Lea la historia del este registro en palabras de Pablo aquí: https://whsrn.org/a-day-in-the-life-of-the-eskimo-curlew/

Aunque seguramente es demasiado tarde para el Zarapito Esquimal, no lo es para el original Siete-silbidos (seven-whistler), el Zarapito Trinador. Sin embargo, es necesario actuar ahora. En la ruta migratoria del Atlántico americano, el número de ejemplares de Zarapito Trinador está disminuyendo vertiginosamente, con un descenso de casi el 50% en 15 años. Esto probablemente sea el resultado de la pérdida y degradación del hábitat y de niveles insostenibles de caza en la cuenca del Caribe. Afortunadamente, la comunidad de conservacionistas e investigadores de aves playeras está prestando atención a los Siete-silbidos, tomando medidas para garantizar que no sean un presagio de su propia desaparición.

El hábitat crítico para el Zarapito Trinador está protegido en varios sitios RHRAP/WHSRN (por su sigla en inglés), como las Islas de Barrera de Maryland-Virginia, las Islas de Barrera de Georgia, el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Anáhuac (todos en EE.UU.), Reentrâncias Maranhenses en Brasil, y Bigi Pan en Surinam. Y se están preparando nominaciones para nuevos sitios RHRAP/WHSRN que ayudarán a salvaguardar el hábitat de esta especie desde Canadá hasta Venezuela y la Guayana Francesa.

National Fish and Wildlife Foundation (Fundación Nacional de Pesca y Vida Silvestre) seleccionó al Zarapito Trinador como una de las tres especies sombrilla (junto con el Ostrero Pío Americano – Haematopus palliatus y el Playero Rojizo – Calidris canutus) para encabezar los esfuerzos por revertir la disminución generalizada de las aves playeras como parte de la Iniciativa de Aves Playeras del Corredor del Atlántico. Se ha constituido un grupo de trabajo que se basa en el plan de conservación desarrollado para la especie hace más de una década.

También se están realizando múltiples esfuerzos para hacer frente a la cacería como amenaza, con importantes avances en la reducción de la caza ilegal y la aplicación de restricciones voluntarias y legales (en los países donde la caza de aves playeras es legal). También una coalición de socios, entre los que se encuentra Manomet, está liderando los esfuerzos para comprender mejor y abordar otros factores del declive, mediante el estudio de la ecología de la migración, las rutas y los lugares de parada clave para la especie. Pero tal vez la mayor fuente de esperanza para la conservación del Zarapito Trinador sea el reciente descubrimiento de un dormidero nocturno de 20.000 aves en Deveaux Bank (Carolina del Sur), la mayor concentración de este tipo conocida en todo el mundo y, en palabras de Scott Weidensaul, “un destello de una época desaparecida en la que el continente se poblaba de grandes bandadas de aves playeras”. Mientras que la llamada de seis o siete Zarapitos Trinadores puede ser un presagio de mala suerte, el sonido de 20.000 tiene que ser una promesa para el futuro.