La Identidad Comunitaria y los Valores Culturales Impulsan la Conservación

Las personas reciben beneficios culturales de los lugares naturales y éstas a su vez son clave para salvaguardar sitios y especies importantes.

Por: James Lowen

En el Parque Nacional Lagoa do Peixe, una bandada de Playero Rojizo (Calidris canutus) corre a lo largo de las brillantes arenas de una extensa playa que se abre al Océano Atlántico. Las aves playeras migratorias no son las únicas fanáticas de este parque nacional en Rio Grande do Sul, Brasil. Este lugar también es importante para los medios de vida locales y atrae a numerosos visitantes de las ciudades cercanas. “Las aves dan vida al Parque”, compartió el artesano local y guía turístico Eloir Silva en una celebración del Día Mundial de las Aves Migratorias 2021. “Y el Parque da vida a esta región”.

La perspectiva de Silva está lejos de ser única. Una encuesta realizada por SAVE Brasil encontró que el 92% de la población local consideraba que Lagoa do Peixe es importante para su calidad de vida. “Lagoa do Peixe es hermoso. Pertenece a la naturaleza. Debería seguir siendo así. No quiero que ellos lo toquen”, comentó un entrevistado. “Ellos” refiriéndose a las autoridades gubernamentales que buscan degradar la protección del Parque basándose en que el Parque no tiene valor y serviría mejor a la comunidad con menos protección.

La gente fue 35 veces más propensa de visitar Lagoa do Peixe por diversión que por la naturaleza y es éste mismo vínculo con el lugar lo que les importa a los conservacionistas. El Parque Nacional ofrece un espacio natural en el que los residentes locales pueden caminar, hacer ejercicio, jugar, divertirse y tal vez observar la vida silvestre. Las tradiciones y la identidad cultural a menudo están conectadas a estos espacios naturales. Y, entonces, la conservación no es solo por el bien de la biodiversidad, sino por las comunidades.

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Izquierda: Los profesores trabajaron con sus alumnos en la elaboración de obras de arte para resaltar la importancia del Parque Nacional Lagoa do Peixe (Brasil) para su comunidad. Foto: Raquel Carvalho. Derecha: Los talleres de formación a profesores de la zona cercana al sitio RHRAP / WHSRN Lagoa do Peixe han proporcionado habilidades y herramientas a los profesores para aumentar el amor por el sitio con lecciones sobre aves playeras, migración y servicios ecosistémicos. Foto: Laura Chamberlin

Es obvio que el dinero hace mover nuestro mundo moderno. En consecuencia, el valor de un ecosistema puede medirse por sus ‘servicios ecosistémicos’ – definidos por las Naciones Unidas dentro de la Evaluación de Ecosistemas del Milenio como “los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas” – para proporcionar una justificación económica que persuada a los gobiernos, las empresas, y a otros a salvaguardar la naturaleza. Se puede calcular el valor monetario de servicios como el uso de materias primas para refugio, el uso de la vida silvestre como alimento, la filtración de agua por los humedales, y el almacenamiento de carbono en los bosques. Estas valoraciones permiten a los tomadores de decisiones definir qué es lo más beneficioso desde una perspectiva económica al evaluar los cambios propuestos que afectarían los servicios ecosistémicos.

Pero ¿qué pasa con los beneficios intangibles como la identidad cultural? Los servicios ecosistémicos también incluyen beneficios culturales, los beneficios no materiales de un ecosistema. Isadora Angarita-Martínez, de Manomet, explica que “los servicios culturales son los más complejos de evaluar desde una perspectiva monetaria o económica porque dependen de la percepción que cada persona tenga del servicio involucrado. El valor varía de persona a persona, por lo que es difícil de medir”. Si bien puede ser un desafío definir un valor económico para los beneficios culturales, estos beneficios no pueden descartarse. Muchos de los servicios de la naturaleza son esenciales porque hacen posible la vida humana, pero son los beneficios culturales los que hacen que la vida valga la pena.

El patrimonio natural proporciona experiencias espirituales y un sentido de lugar o pertenencia, que puede ser parte integral de la identidad cultural. Los valores espirituales atribuidos a los bosques y humedales han inspirado durante mucho tiempo a las comunidades indígenas para quienes la conservación y la administración están integradas en su vida diaria. Las comunidades indígenas viven en más de un tercio de las áreas protegidas del planeta y, de manera reveladora, dice la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés), estas áreas se están deteriorando más despacio que en otros lugares. En consecuencia, “la devolución del control o la gestión de los recursos a las comunidades indígenas puede producir mejores resultados para la conservación y la prestación de servicios ecosistémicos” que la gestión privada o incluso la protección estricta.

“Las aves dan vida al Parque y el Parque da vida a esta región.”

Elior Silva, artesano y guía turístico en Rio Grande do Sul.

La IPBES reconoce que las campañas de sensibilización dirigidas por los pueblos indígenas y comunidades locales (IPLC, por sus siglas en inglés) a menudo difieren de los enfoques occidentales al “promover … los valores intrínsecos de la naturaleza y el reconocimiento de su dimensión espiritual”, mientras que sus narrativas ambientales “a menudo se basan en conceptos filosóficos como la reciprocidad mutua entre los humanos y la naturaleza, la falta de una división naturaleza-cultura, y una poderosa ética de la gestión responsable de los recursos”.

También hay evidencia abundante sobre cómo la recreación basada en la naturaleza juega un papel importante en el mantenimiento de la salud física y mental. Según la Asociación Americana de Psicólogos, la exposición a la naturaleza está fuertemente relacionada con una mejor atención, menor estrés, mejor estado de ánimo, y menor riesgo de trastornos psiquiátricos. El contacto con la naturaleza anima a los cerebros cansados: los estudiantes que miraron un techo orgánico con flores durante solo 40 segundos a mitad de una tarea cometieron significativamente menos errores que aquellos que miraron un techo de concreto. Estos beneficios para la salud podrían considerarse tan convincentes como el ingreso monetario del turismo basado en la naturaleza que comúnmente se promueven como un beneficio de la conservación.

WHSRN apoya esta dimensión cultural de la conservación. “Los beneficios culturales generalmente están profundamente arraigados en las comunidades que viven cerca o dependen de sitios importantes para la biodiversidad”, explica Angarita-Martínez. “Tal conexión, identificación con el sitio, y sentido de orgullo pueden usarse como argumentos complementarios para la conservación del sitio”.

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El humedal costero Curaco de Vélez (Chile) es el hogar de las aves playeras y el patio trasero de la comunidad local. Foto: Fundación Conservación Marina.

Se podría pensar que la creciente urbanización del mundo – la mitad de la población mundial ahora vive en ciudades – podría cortar los vínculos culturales de las personas con los lugares naturales, un fenómeno conocido como “trastorno por déficit de naturaleza”. Sin embargo, un estudio de 2003 de seis estados de los EE. UU encontró que cuanto más rica, educada, y urbana era una población, más probable era que quisieran salvaguardar la vida silvestre. En el 2005, el académico James Miller argumentó que los ecologistas deberían invertir en mejorar las perspectivas de la biodiversidad en las ciudades porque estos son “los mismos lugares que tienen el mayor potencial para reconectar a las personas con el mundo natural”. La reconexión fue crítica, continuó, porque “la evidencia muestra que las personas que establecen conexiones personales con las áreas naturales están más motivadas para protegerlas”.

A la luz del consejo de Miller, las experiencias en los sitios urbanos de WHSRN son motivo de optimismo. Cerca de la ciudad del Río Grande en el sur de Argentina, la Reserva Costa Atlántica de Tierra del Fuego alberga una alta concentración de aves playeras migratorias como el Playero Rojizo y la Becasa de Mar (Limosa haemastica). También es favorecido por los dueños de perros locales. Casi todas las personas entrevistadas por los conservacionistas sintieron que la reserva era importante tanto para la “calidad de vida” como para “ver la vida silvestre”. El hecho de que los visitantes reconocieran ambos conjuntos de beneficios ofreció a los ambientalistas locales “una gran oportunidad para desarrollar un mensaje positivo de cuidado y respeto por algo que se comparte, del cual estamos orgullosos: nuestra playa, nuestras aves, nuestra Reserva de la Costa Atlántica”.

Si esos Playeros Rojizos vuelan unas horas hacia el norte, llegan al Río Gallegos. Aquí la gente local le dijo a la Asociación Ambiente Sur, socia de WHSRN, que visitaron la reserva natural urbana de la ciudad en gran medida porque el contacto con la naturaleza mejoró su bienestar. Reconocieron que controlar a los perros y eliminar la basura ayudaría tanto a la recreación familiar como a la conservación de las aves playeras. Tales opiniones públicas informaron una campaña de mercadeo social que buscaba reducir la perturbación y abogar por la zonificación de la vida silvestre, pero que también podría tener en cuenta los beneficios de esta comunidad.

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Izquierda: La ciudad más grande de Paraguay, Asunción, se eleva sobre el sitio RHRAP Bahía de Asunción. Vincular a los residentes con el área natural del sitio RHRAP es esencial para su conservación. Foto: Regis Nosset. Derecha: La organización no gubernamental Guyra Paraguay organiza numerosas actividades para acercar la naturaleza a estos residentes urbanos, como conciertos temáticos de aves con la sinfónica de la ciudad. Foto: Laura Chamberlin.

En su migración hacia el norte, los Playeros Rojizos se detendrán para alimentarse en el sitio WHSRN de la Bahía de Delaware (EE. UU). Aquí, las comunidades locales apoyan la conservación de las aves playeras rescatando Cangrejos Herradura varados como parte del programa reTURN the Favor. En 2021, cientos de voluntarios dedicaron 2.605 horas para salvar a 152.692 cangrejos atrapados en escombros o volcados por las olas. Los voluntarios facilitaron la puesta de huevos de los cangrejos que, a su vez, proporcionan un sustento vital para el Playero Rojizo en su ruta hacia el norte.

Un voluntario, Peter Manzelmann, se unió a “reTURN the Favor” para “hacer algo aventurero, emocionante, y tangible para ayudar al medio ambiente”. Pero ayudar a los cangrejos, las aves, y la bahía de Delaware también le proporciona a Peter un significado más profundo – uno vinculado a su identidad cultural. “Si perdemos estas aves”, dice, “perdemos una parte de nosotros mismos y nuestro propio viaje para sobrevivir”. Dedicar noches a salvar cangrejos integra a Peter tanto con su entorno local (se siente “uno con estas criaturas antiguas, las aves, el sol naciente”) como con la comunidad protectora de cangrejos (“hay una alegría, una cercanía, y un propósito que todos sentimos como resultado de nuestras intenciones y acciones para salvar nuestro planeta que respira, pero lucha”). Y no es solo algo personal. El antes maestro está particularmente orgullosa de abrir los ojos de los niños a las maravillas naturales. “Es una alegría escuchar a un niño saltando por la playa diciendo que le encantan los Cangrejos Herradura y que les encanta estar afuera. Para nosotros es plantar la semilla para ayudar a nuestra tierra”.

Debido a que cambiar las actitudes de las personas hacia la vida silvestre conlleva tiempo – incluso generaciones, según investigadores como Michael Manfredo – los educadores ambientales generalmente se han centrado en ganar los corazones de los niños. Esto es bueno, porque la infancia es cuando se forman los valores de un individuo. Pero centrarse en los niños puede significar perder la oportunidad de aprovechar las actitudes ya positivas de las comunidades hacia sitios importantes.

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Las playas de la bahía de Delaware, mínimamente urbanizadas, son disfrutadas durante todo el año por bañistas, pescadores y paseadores de perros, pero en mayo y junio se convierten en una referencia cultural importante con la visita de los cangrejos herradura y las aves playeras. Foto: Laura Chamberlin

“Si la gente local ama un lugar por sus oportunidades recreativas o por su contribución a la identidad cultural, y si esta conexión los inspira a luchar para preservarlo, entonces los conservacionistas han encontrado un poderoso aliado.”

“Los conservacionistas aún no hacen suficiente uso de los beneficios culturales para la conservación de la biodiversidad”, admite Angarita-Martínez. “La apreciación de las personas por un sitio se puede utilizar para demostrar lo que sucedería con su experiencia y, en muchos casos, con su identidad como comunidad, si el sitio cambiara como resultado de una amenaza. Pero si aumentamos nuestra comprensión de estos valores intrínsecos, podemos construir junto con las comunidades locales los argumentos para la conservación utilizando beneficios culturales”. A su vez, continúa, esto “aumenta la probabilidad de que las acciones de conservación tengan éxito”.

Manfredo puede haberlo llamado correcto hace casi 20 años cuando argumentó que “el éxito de los esfuerzos de conservación dependerá de la compatibilidad con los valores culturales”. Si la gente local ama un lugar por sus oportunidades recreativas o por su contribución a la identidad cultural, y si esta conexión los inspira a luchar para preservarlo, entonces los conservacionistas han encontrado un poderoso aliado.

En el momento de escribir este artículo, la propuesta para eliminar el estatus de parque nacional en Lagoa do Peixe está detenida, por lo que queda por ver si los beneficios culturales impulsados por la naturaleza que son evidentes en la comunidad podrán salvaguardar la biodiversidad. SAVE Brasil continúa destacando los beneficios culturales que la comunidad circundante ha nombrado para inspirar la acción para proteger el parque. Después de todo, no solo es importante salvar el sitio para la Becasa de Mar, los Playeros Rojizos u otras aves playeras, sino también para la vida que provee a los humanos.

Foto de portada: Vista escénica en el sitio RHRAP / WHSRN Willapa Bay. Foto: Monica Iglecia.