La colaboración como filosofía de conservación: El legado de Jim Chu

El premio “Linking Sites” entregado recientemente a Jim por la Oficina Ejecutiva de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP/WHSRN) lo reconoce como ejemplo y referente de la misión de nuestra red, pero por sobre todo, enaltece su legado. Jim ha sido una fuerza clave en la conservación de aves playeras en el hemisferio occidental, no solo conectando sitios vitales, sino también fomentando alianzas y amistades duraderas. Su trabajo va más allá de la conservación: se trata de construir confianza, comunidad y un compromiso compartido que perdura en el tiempo.
  

Conocí a Jim Chu una mañana de mayo del 2010. A mi llegada en el Aeropuerto Internacional de San Francisco (Estados Unidos), me esperaba una persona que se veía muy amable, sonriente y servicial, quien luego de una presentación muy formal, me entregó inmediatamente completa y clara información sobre la agenda del viaje que iniciábamos. Nuestro último destino era Córdova, Alaska, para participar en el 20º Aniversario del Festival de Aves Playeras del Delta del Río Copper.  

La primera pregunta que le hice rumbo a la ciudad, fue ¿qué hace un licenciado en gestión de recursos naturales trabajando en la conservación de aves playeras? Su respuesta fue tan simple como compleja: “trabajo para construir alianzas de conservación”.   

Con una intensa carrera en Programas Internacionales del Servicio Forestal de los Estados Unidos, Jim asumió como Director de la Iniciativa Internacional de Aves Migratorias del Delta del Río Copper (CRIMBI por sus siglas en inglés), en Agosto de 2004, desde su oficina en Sedro Woolley, Washington en el Mt. Baker-Snoqualmie National Forest. 

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Con una intensa carrera en Programas Internacionales del Servicio Forestal de los Estados Unidos, Jim asumió como Director de la Iniciativa Internacional de Aves Migratorias del Delta del Río Copper (CRIMBI por sus siglas en inglés), en Agosto de 2004, desde su oficina en Sedro Woolley, Washington en el Mt. Baker-Snoqualmie National Forest. 

A lo largo de más de 20 años y de la mano de Jim, biólogos, profesionales de ONGs, funcionarios y manejadores de áreas protegidas han visitado el Delta del Río Copper y otros sitios conectados a lo largo de la Ruta Migratoria del Pacífico, con el fin de articular proyectos e iniciativas de conservación vinculados a dicha ruta migratoria. Las visitas a los sitios importantes para las aves playeras en las Américas propiciadas y acompañadas por Jim han fortalecido una colaboración sin fronteras. Su influencia fue determinante en la construcción de mi visión profesional, marcando un antes y un después en mi trabajo en conservación. Ampliando la percepción sobre como involucrar a las comunidades en los procesos de conservación cambió radicalmente y mi entendimiento del significado de la colaboración ya no fue el mismo.  

 

Jim Chu ha sido pieza central en la conservación de las aves playeras y sus hábitats a escala hemisférica. Su legado es haber generado cientos de aquellas conexiones necesarias entre personas, proyectos e iniciativas que hacen avanzar la conservación, poniendo por delante siempre en la agenda; el trabajo colaborativo, las alianzas y la articulación, como filosofía de acción y gestión. Pero Jim fue más allá y quizás su sello distintivo, más innovador, fue cruzar la frontera entre el trabajo y la amistad e integrar ambas variables. La construcción de relaciones duraderas y sólidos lazos interpersonales con el propósito común de de conservar, es sin duda uno de sus principales legados en términos de la dimensión humana de la conservación.  

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Desde aquel día que lo conocí en el aeropuerto de San Francisco, tuve la oportunidad de estar cerca y aprender de Jim durante casi 15 años. Pude acompañarlo y verlo en acción en  Panamá, México, Colombia, Perú, Chile,  Estados Unidos y Canadá, en la costa, en los bosques, en la selva, en el desierto o en los altos Andes. Hasta el día de hoy no deja de sorprenderme su enorme energía, su admirable ímpetu, pareciera ser incansable.  

Uno de los aspectos que más me llamó la atención del trabajo de Jim en terreno, con las comunidades, en directo, fue su mirada intergeneracional. No solo propiciando alianzas para el hoy, sino que también para el mañana, teniendo un gran ojo para identificar y apoyar a jóvenes investigadores y líderes conservacionistas locales con gran potencial, o que estaban haciendo sus primeras armas. Fue también un puente entre las actuales y futuras generaciones.  

Siempre lo recordaré arropado por sus folders impresos bajo el brazo promocionando CRIMBI, o con su mochila repleta de snacks y barras de cereal, o con su icónica remera amarilla del equipo de fútbol americano de la Universidad de Michigan, o por sus apariciones permanentes en las fotos de los powerpoints de cualquier reunión o seminario que se digne de hablar de la conservación de las aves playeras en las Américas. También recordaré su vocación y pasión por entender nuestras idiosincrasias, culturas y cosmovisiones latinas.    

Habiendo cumplido poco más de 43 años en el Servicio Forestal de los Estados Unidos, ya retirado y aunque todavía en acción, el legado de Jim Chu está en movimiento, tomando diferentes formas de colaboración. Sus consejos, historias y enseñanzas siguen volando por las rutas migratorias de las Américas, en articulaciones que están en progreso e iniciativas de conservación que se sostendrán en el corto, mediano y largo plazo. Nosotros, sus amigos, sus socios, sus colaboradores, sus aprendices, le decimos gracias por tanto!. Las aves, los murciélagos y las mariposas también.  

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Foto de Portada: Diego Luna Quevedo