En la sierra oriental de California, a una altura de 6.383 pies, se encuentra Mono Lake – un sitio de importancia internacional de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (WHSRN por sus siglas en inglés) por albergar a más de 100.000 aves playeras y de 10 a 14% de la población mundial del Falaropo Tricolor (Phalaropus tricolor). Las algas microscópicas en el lago alimentan trillones de camarones de salmuera (Artemia monica) y moscas alcalinas (Ephydra spp.), que a su vez proveen alimento a más de un millón de aves acuáticas.
Una bandada grande de Phalaropus tricolor nadando y alimentándose en Mono Lake. Foto: Marie Read.
Pero el nivel del agua no siempre estuvo a esa altura. Antes de 1941, su elevación era de 6.417 pies. En 1941, el Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles (LADWP por sus siglas en inglés) comenzó a desviar el agua de las corrientes tributarias de agua dulce de Mono Lake para su uso en esta ciudad del sur de California. Las constantes y crecientes demandas de agua de la Ciudad de Los Ángeles llevaron a una caída del lago de 45 pies, dejándolo a 6.372 pies a principios de la década de 1980. Eran comunes las nubes de polvo tóxicas del viento que soplaban sobre el lecho del lago expuesto. El aumento de la salinidad en el agua impactó el crecimiento de algas. El número de camarones de salmuera y las moscas alcalinas disminuyó. Las aves playeras y otras aves acuáticas ya no pudieron encontrar los recursos que necesitaban.
Mono Lake Committee (Comité), una organización sin fines de lucro fundada en 1978 para proteger y restaurar Mono Lake, continúa cuidando el lago a través de la restauración, las políticas, la educación, y la ciencia. En 1994, después de más de una década de litigios, la Junta de Control de Recursos Hídricos del Estado de California determinó que LADWP debe restaurar los flujos a las corrientes de agua dulce y permitir que el lago alcance el nivel de gestión de 6.392 pies. Reconociendo que Los Ángeles aún necesita agua, las reglas de restauración vigentes en Mono Lake permiten que parte del agua se desvíe a la ciudad en la mayoría de los años, donde el financiamiento asegurado por el Comité ayudó a implementar medidas extensas de conservación del agua para aumentar la eficiencia del agua de la ciudad.
Los estudiantes del Centro de Educación al Aire Libre navegan en canoa por Mono Lake como parte de su visita de una semana a la cuenca Mono. Foto: Mono Lake Committee, monolake.org.
Mientras tanto, junto con este esfuerzo de defensa y conservación, el Comité ha estado trabajando para conectar a la próxima generación de usuarios de agua de Los Ángeles con Mono Lake. La historia del Centro de Educación al Aire Libre de la Cuenca de Mono comenzó hace 25 años en colaboración con un grupo llamado Madres de Este Los Ángeles, Santa Isabel (MELASI), una coalición de mujeres que luchan contra los problemas de justicia ambiental en su comunidad. A principios de la década de 1990, MELASI trabajó para modernizar viviendas en Los Ángeles con baños de flujo ultra bajo como parte de un programa de conservación de agua en toda la ciudad. Durante este tiempo reconocieron que la cuenca Mono era parte de su cuenca. Esto llevó a MELASI a visitar por primera vez la cuenca Mono y desde entonces han venido grupos de Los Ángeles.
Muchos años después, el programa ha servido a miles de estudiantes que han participado en una experiencia inmersa de una semana. La mayoría de los participantes todavía provienen de Los Ángeles, muchos de comunidades marginadas y desatendidas. Los participantes provienen de muchos entornos diferentes, incluidos grupos escolares, tropas de jóvenes exploradores, activistas de justicia ambiental, y otros.
Los estudiantes del Centro de Educación al Aire Libre pesan la cantidad de meliloto blanco (Melilotus albus) invasivo que sacaron durante un proyecto de servicio comunitario en Mono Lake. Foto: Mono Lake Committee, monolake.org.
Su semana en Mono Lake incluye caminatas, visitas al lago, observación de aves (¡incluidos los Falaropos Tricolor con movimientos giratorios!), proyectos de servicio comunitario, y un viaje al Acueducto de Los Ángeles para ver una fuente de su agua a 350 millas al norte de su hogar. Muchos participantes nunca han salido de Los Ángeles, dormido a la intemperie, o visto estrellas. Cada nueva experiencia es una oportunidad para el crecimiento y la reflexión.
Un estudiante del Centro de Educación al Aire Libre observando aves a lo largo de la costa sur de Mono Lake. Foto: Mono Lake Committee, monolake.org.
En una comparación de encuestas antes de y después de la experiencia inmersa, los participantes muestran una mayor respuesta positiva a las preguntas relacionadas con el agua, lo que indica un aumento en la conciencia sobre ésta. Rose Nelson, Directora de Educación del Comité, compartió que una de las experiencias más importantes para los participantes es el proyecto de servicio comunitario. La experiencia práctica de plantar árboles o extraer plantas invasoras inspira a los participantes a regresar a casa y encontrar acciones pequeñas o GRANDES que apoyarán a sus comunidades o tal vez incluso a Mono Lake. Reforzando esta inspiración, la historia de cómo se salvó Mono Lake se extiende durante toda la semana: la gente se puso de pie y dijo que este lugar es importante.
Anualmente, el Centro de Educación al Aire Libre alberga a más de 400 estudiantes, líderes, y docentes. Como dijo Nelson, “Todos merecen la oportunidad de tener esta experiencia, conectarnos con la naturaleza, conectarnos con su agua. Necesitamos todas las perspectivas para el éxito de la conservación. Nunca se sabe de dónde vendrá la próxima gran idea ”. Participantes en el programa se dedicaron a carreras de conservación del agua, se convirtieron en hidrogeólogos, y lucharon contra los problemas de justicia ambiental en su propia comunidad. Muchos de estos participantes citan este programa como un componente formativo en su camino.
Los estudiantes del Centro de Educación al Aire Libre aprenden sobre la química de Mono Lake, en parte degustando su agua salada y alcalina. Foto: Mono Lake Committee, monolake.org.
Las necesidades de conservación inmediata deben resolverse con acciones inmediatas. Sin embargo, trabajando en paralelo con la gestión, la restauración, y la defensa, también debemos invertir en educación. Cambiar los valores y crear una base de apoyo puede llevar décadas, incluso varias generaciones. En la mayoría de los Sitios WHSRN, es una tarea desalentadora. Pero la experiencia de Mono Lake nos recuerda que solo se necesita una persona, inspirada por un lago en las montañas con un millón de aves acuáticas, para comenzar a enseñar a la próxima generación sobre su conexión con el medio ambiente.
Para obtener más información sobre el programa educativo del Comité (Mono Lake Committee), comuníquese con Rose Nelson, Directora de Educación a rose@monolake.org.