Descubriendo los Misterios de los Movimientos del Calidris canutus en la Costa del Golfo

Laguna Madre es el único sitio de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (WHSRN por sus siglas en inglés) que abarca dos países. Desde el sur de Texas hasta el estado de Tamaulipas, México, es una de las seis lagunas hipersalinas del mundo – una vasta extensión de humedales poco profundos, impulsados por el viento, separados del Golfo de México por una larga cadena de playas de barrera delgada. David Newstead ha estudiado los movimientos estacionales del Playero Rojizo (Calidris canutus) en el lado de la Laguna que se encuentra en Texas, desde principios de la década del 2000. Las bandadas de Playero Rojizo se observaron principalmente en las playas del Golfo durante el otoño y la primavera, pero parecían desaparecer cada invierno. ¿A dónde fueron? ¿Pertenecían a la subespecie rufa que se reproduce en el Ártico canadiense oriental? ¿O a la población de roselaari que se reproduce en el noroeste de Alaska y en la isla Wrangel en Rusia?

Newstead, quien dirige el Coastal Bird Program (Programa de Aves Costaneras) dentro del Coastal Bend Bays & Estuaries Program (Programa de Estuarios y Bahías de Coastal Bend), comenzó a monitorear de cerca los movimientos del Playero Rojizo en Texas durante el invierno del 2009, mientras trabajaba en un proyecto liderado por Larry Niles y otros colegas que estudiaban Playeros Rojizos en la Bahía de Delaware. Ese año, su equipo encontró cerca de 2000 individuos. “Este fue el ímpetu para investigar más”, mencionó Newstead. Era hora de averiguar si estas aves estaban de paso o si pasaron todo el invierno en Texas.

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David Newstead sosteniendo el Playero Rojizo 198, un ave anillado en Luisiana cuyos datos de geo-localizador indicaban que era un Calidris canutus rufa que pasaron el invierno boreal en Ecuador. Foto: Barbara Keeler.

La hipótesis común en ese momento era que la población invernal de los Playeros Rojizos roselaari se encontraba en el noroeste de México. “Esto dejó muchas interrogantes”, explica Newstead, “porque habían registros de Playeros Rojizos más al sur en la costa del Pacífico, pero no se reportaron reavistamientos de roselaari anillados, y en Texas no observábamos ningún Playero Rojizo rufa marcado en ninguno de los sitios relevantes de la ruta migratoria del Atlántico”. Newstead en colaboración con Larry Niles y su equipo colocaron geo-localizadores en Playeros Rojizos en Texas en el otoño de 2009. Para 2011, estaban seguros que algunos individuos permanecían durante todo el invierno en la costa del Golfo. Entre 2012 y 2014, Newstead usando radio-telemetría aérea, encontró que algunos de los Playeros Rojizos que visitaban las playas del Golfo cada primavera y otoño solo se movían hasta las lagunas salinas al otro lado de las islas barrera. Los niveles altos de aguas estacionales empujan a los Playeros Rojizos hacia las playas costeras durante el otoño y la primavera, pero cuando el agua retrocede en invierno, estos pueden forrajear en los humedales de Laguna Madre – un paisaje tan vasto y difícil de examinar, que no es de extrañar que los científicos pensaran que las aves habían volado mucho más lejos.

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Izquierda: Una bandada de Playero Rojizo en la Costa del Golfo. Foto: Eric Hernández Molina. Derecha: Playero Rojizo 2K8. Foto: Liz Smith.

En los años transcurridos desde la búsqueda de esta importante localidad invernal, Newstead y sus colegas han realizado nuevos descubrimientos sobre los Playeros Rojizos de la costa del Golfo a través de los esfuerzos de marcado en Texas, y el trabajo se ha extendido a Luisiana gracias a la Alianza con el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Luisiana y con Barataria-Terrebonne National Estuary Program. Desde 2009, Newstead y colaboradores han colocado y recuperado 150 geo-localizadores, monitoreado con el uso de radiotransmisores cerca de 75 aves a lo largo del invierno, instalado 50 “nanotags” del sistema Motus, y anillado a 1000 individuos con banderas de color únicas, revelando las rutas migratorias y los territorios de reproducción de varios Playeros Rojizos – así como descubrimientos sobre conexiones con muchos otros sitios WHSRN. Los datos de los geo-localizadores colocados en los Playeros Rojizos han demostrado que la población invernante en Texas parece ser principalmente rufa, mientras que las subespecies rufa y roselaari realizan paradas en la Laguna Madre en primavera. Los Playeros Rojizos anillados que permanecieron el invierno en el Golfo son principalmente aves migratorias de la ruta mid-continental, que a veces se detienen en Chaplin and Reed Lakes, parte de un complejo WHSRN en Saskatchewan. Varios Playeros Rojizos que permanecieron el invierno en Texas se dirigieron al río Nelson en la primavera, una parada subártica antes de llegar a las áreas de reproducción más al norte en la bahía de Hudson. Curiosamente, los Playeros Rojizos marcados en la bahía de Delaware también han sido monitoreados hasta el río Nelson, destacando que diferentes poblaciones invernantes están utilizando la misma área de parada.

Para los Playeros Rojizos migrantes de paso por Texas, los resultados de Newstead sobre los datos de geolocalización y reavistamiento han revelado nuevos enlaces entre la costa del Golfo y otros sitios WHSRN en la ruta migratoria del Pacífico. Los Playeros Rojizos que Newstead marcó en Texas y Luisiana han realizado paradas en el sitio WHSRN Ojo de Liebre-Guerrero Negro en el noroeste de México, y en la costa de Perú en la Reserva Nacional de Paracas. Estas aves también permanecieron durante el invierno en la bahía de Panamá hasta la isla de Chiloé en el sur de Chile.

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Los datos de geo-localizador del Playero Rojizo roselaari 6J3 (anillado en 2012), que se crió en Alaska, migró hacia el sur por la costa del Pacífico de los Estados Unidos y México, se detuvo en Perú, y luego voló a la isla de Chiloé durante la duración del invierno boreal. En la primavera, 6J3 voló directamente (¡durante seis días!) desde Chiloé hasta la costa del Golfo de Texas. Mapa cortesía de David Newstead.

Algunas aves, como los dos individuos con geo-localizadores que permanecieron el invierno en Chiloé, plantearon más preguntas que respuestas. Cuando Newstead recuperó cada uno de estos dispositivos, los datos revelaron que una de estas aves era rufa y la otra roselaari. El roselaari (REKN 6J3, anillado en el 2012) criado en Alaska, migró hacia el sur por la costa del Pacífico de los Estados Unidos y México, se detuvo en Perú, y luego voló a la isla de Chiloé. El individuo de rufa (REKN 172, anillado en el 2017) criado alrededor de la bahía de Hudson, voló directamente desde allí a la costa noreste de Suramérica, cruzó para detenerse también en Perú, y continuó desde allí hasta Chiloé. Ambas aves volaron directamente (¡durante seis días!) desde Chiloé hasta la costa del Golfo en primavera – el rufa a Luisiana y el roselaari a Texas. Estos dos Playeros Rojizos pueden ser anomalías en el conjunto de datos de Newstead, pero resaltan la necesidad de una mayor investigación para comprender mejor los patrones de migración de las subespecies rufa y roselaari que convergen en la costa del Golfo.

Los datos de geo-localizador del Playero Rojizo rufa 172 (anillado en 2017) que se crió alrededor de la bahía de Hudson, voló directamente desde allí a la costa noreste de Suramérica, cruzó para detenerse en Perú, y continuó desde allí hasta Chiloé. En la primavera, 172 voló directamente (¡durante seis días!) desde Chiloé hasta la costa del Golfo de Luisiana. Mapa cortesía de David Newstead.

¿Cómo pueden estos descubrimientos informar una acción de conservación más efectiva para los Playeros Rojizos? La costa del Golfo de Texas y Luisiana no solo es una parada en la migración para muchos más Playeros Rojizos de lo que se sabía anteriormente, sino que algunos combinan sus paradas de otoño, invierno, y primavera en un solo lugar, dependiendo de esta área durante más del 75% del año. Además de Laguna Madre, otros cuatro sitios WHSRN en Texas ayudan a conservar un gran tramo de esta costa para las aves playeras, la continua investigación puede proveer suficiente información para nominar el primer sitio WHSRN en la costa de Luisiana. Con un mejor entendimiento que esta zona es compartida por las subespecies rufa y roselaari del Playero Rojizo, la continua investigación es crucial para comprender el estado de conservación de cada una de estas subespecies.

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El Playero Rojizo 107 en mano. Foto: Barbara Keeler.

“Esta primavera estaremos colocando GPS Argos en Playeros Rojizos en Texas y Luisiana”, dijo Newstead, describiendo los planes para el 2020. “Esto revelará datos de ubicación de mayor precisión a una escala mucho más fina que los estudios de geolocalización anteriores. Utilizaremos los datos del GPS, así como las muestras genéticas, para determinar los lugares de reproducción y ayudar a resolver las relaciones subespecíficas”. Incluso cuando la investigación sobre estos Playeros Rojizos busca nuevas tecnologías, el simple acto de informar los datos de reavistamientos es tan importante como siempre. “Honestamente, con tan poca información histórica de Centroamérica y del Pacífico de Suramérica, he aprendido mucho más sobre la ecología de las especies y las condiciones locales, al ponerme en contacto con personas que reportaron aves en estos lugares de lo que podría haberlo hecho de otra manera. Ha sido invaluable”.

¿Realiza su sitio WHSRN monitoreo regular de aves playeras? El aumento de los esfuerzos de monitoreo en aves anilladas, y el envío de datos de reavistamientos podrían ayudar a revelar nuevas historias sobre la conectividad migratoria, y resaltar nuevas conexiones entre los sitios WHSRN que comparten las mismas aves playeras. “Esto ha sido un esfuerzo conjunto desde el inicio”, dice Newstead. “Juntos continuaremos la búsqueda de conocimiento que apoye la conservación del Playero Rojizo”.

Foto de Portada: Playero Rojizo 198. Foto: Eric Hernández Molina.